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13/12/10

Ante la duda...

Si el recuerdo es el perfume del alma...
la suya es de jacinto, grosella y jazmín...

Abandoné la oscura soledad del taller con la intención de encontrar inspiración entre mis libros. Elegí un par de ellos: el primero pormenorizaba la obra de los clásicos (Hans Cooper, Peter Voulkos, Bernard Leach, o Shoji Hamada); el segundo, la de los más vanguardistas (Ikuko Iwamoto, Robert Dawson, Philip Li o Sara Radstone).

Era tarde y todo parecía tranquilo: apenas cinco o seis personas deambulaban entre las dos plantas de la exposición. Me senté en una mesa que había al fondo; abrí los libros y comencé la búsqueda de mi esquiva compañera.

En aquellas obras se fundían todo tipo de influencias y emociones: desde la simplicidad y pureza zen, pasando por la armonía micénica hasta llegar al geométrico colorido maya. Al contemplar esas creaciones, uno podría decir que si la pintura es sueño y la escultura realidad, la cerámica es un sueño real: un sueño que nace del abrazo, de la caricia a la tierra húmeda y que se materializa en realidad con la purificación del fuego...

Y mientras estaba absorto en estos pensamientos... percibí una fragancia, ciertamente familiar, que me estremeció...

Mmmm.... ¿Qué era? O mejor, ¿de quién era?

Alcé mi cabeza, cerré mis ojos e inspiré pausada y profundamente... Aquella deliciosa mezcla de jacinto, grosella, y jazmín me traía muy dulces recuerdos... Por un momento pensé que ella estaba allí. Miré a un lado y a otro... tratando de encontrarla, pero en la planta baja no había nadie. Quizás había sido una mala jugada de mi subconsciente... Sin embargo, el sonido de unos pasos en la planta de arriba dejaba abierta una posibilidad que aceleró mi pulso.

¿Qué debía hacer? ¿subir? ¿o quedarme sentado esperando al inesperado encuentro?

Permanecí sentado...

Ahora, los pasos parecían dirigirse hacia las escaleras. El sonido de los tacones percutiendo en los escalones era tan intenso como el de los latidos de mi corazón. Su larga e inconfundible melena disipó el misterio: era ella. 

Poco a poco, fue acercándose hasta mi mesa mientras examinaba, con aparente interés, las piezas en el interior las vitrinas.

Si antes fueron las circunstancias... o el tiempo... ahora ya solo nos separaba la mesa... Nos miramos... en silencio... ¿Qué decir? ¿Cómo explicarle que, en realidad, siempre había tenido un lugar en mis pensamientos? Por la ya aludida falta de inspiración, preferí dejar a un lado la oratoria, así que esbocé una sonrisa, o quizás una mueca, que debió resultarle graciosa...

Su mirada seguía clavada en la mía...  y su presencia, envuelta en ese intenso perfume, empujaba mis recuerdos haciéndolos volar, como el viento a las hojas secas... Recuerdos de besos furtivos... de su voz... del clavel de su boca y de mi boca en su flor... de su razonamiento de lógica aplastante... del reflejo imposible de los cuerpos abrazados en los tedios de la pasión... de los gemidos, de las caricias, de su mano llevando a la mía hacia su sexo empapado,...

Mis pensamientos huyeron cual pajarillos asustados cuando ella apoyó sus manos en la mesa y se inclinó levemente hacia adelante. A duras penas, intenté no apartar mis ojos de su intensa mirada, ya que por mi visión periférica se colaban, impertinentes, las sinuosas curvas de sus pechos rebosando por encima de un delicado encaje morado.

Y mientras apartaba mis ojos de la tentación, una duda, una gran duda me atenazó: ¿qué debía hacer? ¿Mantener las formas? ¿o buscar rápidamente un lugar más íntimo en el que perderlas?

Mi mirada claudicó y resbaló con descaro hacia el interior de su generoso escote... y la duda se desvaneció...

4 comentarios:

  1. No has especificado cómo despejaste la duda pero me da que tomaste la decisión correcta, seguro.

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  2. Palabras... palabras... las palabras... se las llevo el viento, ¿no?
    Besos, besos y más besos...
    Me acuerdo de nuestra cita, ya encontraré el momento.
    Un beso más.

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  3. Tiempo sin pasar por tu casa. Como siempre explorando deseos te veo.

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  4. Si no te atreves y dejas las dudas a un lado nunca sabrás si estabas errado o acertado :)
    Buen post.

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Sólo faltan tus palabras...

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