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5/5/18

Con tacto deseado... (6/9)

(viene de aquí; escribe Icíar)

Los mojitos estaban refrescantes, y muy deliciosos... Supuse que había sido mérito de Tino, pero para mi sorpresa, éste lo compartió con Jesús. Vaya... qué rápido aprendió mi chico.

Como el calor era intenso, apuramos de un sorbo el cóctel caribeño y nos zambullimos en el agua... 

Vicky se subió a una colchoneta y empezó a tontear con Tino... primero besándolo, para después mordisquearle en los hombros, y acabar ambos metiéndose mano ostensiblemente.

Jesús y yo, viendo que nuestros anfitriones querían caldear el ambiente, no nos quisimos quedar a la zaga: rauda y veloz, me encaramé sobre él, abriendo las piernas y sujetándome en su cuello. 


El roce de mi braguita y su bañador le provocó una leve erección, que no pasó desapercibida a Vicky, que me sugirió que siguiese frotándolo hasta que saliese el "genio de la lámpara"...  y froté, y me froté hasta conseguir que por encima del bañador de Jesús asomase un "genio" lleno de deseos.

Como la inopinada tiesura le estaba incomodando un poco, Jesús decidió salir de la piscina con la excusa de preparar más mojitos y, de paso, ocultar su descarada erección.

Tino, al quite, salió del agua para ayudar a Jesús en la preparación de las bebidas. Así que Vicky y yo, sin juguetes con los que jugar, y sin genios que frotar, decidimos salir también y echarnos en las tumbonas boca abajo. Y estábamos tan a gusto, que al poco nos quedamos dormidas.

Al poco, llegaron los chicos. Fue una suerte que se acordasen de extender sobre nuestras húmedas espaldas el protector solar. Con la dulce modorra provocada por los mojitos, no pude ni abrir los ojos... ni moverme, así que me dejé llevar. Jesús me desabrochó el bikini, y me masajeó suavemente la espalda... Después, introdujo sus pulgares entre mis nalgas, haciendo desaparecer la tira de la braguita entre ellas, dejándolas al descubierto. Aplicó un generoso chorro de protector, y comenzó a extenderlo... Instintivamente, separé un poco las piernas, lo que aprovechó para aplicar protección también entre mis muslos. Quizás por el ambiente distendido, los disolutos dedos de Jesús comenzaron a subir, aguas arriba, hasta mi sexo, rozando sus pliegues, y acariciando sus labios...  Se estaba pasando tres pueblos... pero me gustaba... vaya si me gustaba... Preferí no mirar... Moví levemente mis caderas como clara invitación a que sus dedos penetrasen, de una puta vez, mi ya muy humedecido coño... 

Por un momento dudé si pedirle que parase... pero al escuchar que a Vicky se le escapaba un leve gemidito, que supuse provocado por Tino, pensé en devolverle la gracia del "genio de la lámpara".  Así que me incorporé, girándome hacia ella, y...  cuál sería mi sorpresa cuando vi que el que le estaba aplicando el protector era mi chico.... y, por tanto, quién me había sobado era Tino...

Tras la "confusión", nos reímos a carcajada limpia los cuatro... y seguimos jugando...



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