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30/12/20

Por fin, el puto placer...

Ya se avista el principio del fin...

Atrás quedarán las prohibiciones, normas y precauciones...

Y podremos follar como antes... y como nunca. 

 Seremos, como fuimos, seres puros de luz y deseo, 

animales en celo,  volando, juntos, hacia el cielo... 

y ardiendo, juntos, en el fuego del infierno.


Y todo empezará como siempre... 

comiéndonos a besos en la entrada...

Me llevarás de la mano hacia tu alcoba... 

contoneándote, provocativa, mientras caminas...

y sabiendo, sin mirarme, que mis ojos se deleitarán 

resbalando por tu espalda 

hasta caer en el paraíso curvilíneo de tus nalgas.

Arrancarás mi ropa... dejándome desnudo y expuesto... 


Contemplaré tu cuerpo de pecado, tus labios de fresa y tu mirada de fuego. 

Mi sexo se inflamará, naturalmente, delatando mi excitación... y deseo.

No tardarás en empujarme, violentamente, hacia el colchón...

separando mis piernas para despejar el acceso de tu boca, 

tu lengua y tu calenturienta imaginación

al exquisito manjar que sin prisa ni pausa saborearás. 

Cierro los ojos y me dejo llevar....

Siento todos y cada uno de tus sorbos de lujuria 

Me impulsan muy fuerte, muy lejos, muy alto... 

justo hasta donde se ocultan esos placeres primarios

que plantean el dilema de si es mejor resistirme a tal tortura...

o caer rendido, sin más, desbordándome en tus labios...

No... aún no es el momento... Debo resistir....


Ahora te encaramas sobre mi... dándome la espalda...

Me deleito observando como tus dedos dirigen 

mi polla para ensartarla en el húmedo edén

que se esconde entre tus muslos.  


Dejas caer tu cuerpo sobre el mío...  

Tu coño está caliente... y muy húmedo.

Siento cómo aprisiona mi verga...  

envolviéndola en un brillante manto de espeso deseo.


Me cabalgas suavemente... al paso...  Me gusta...

Como experta amazona, consigues que tu montura 

se acople perfectamente a tus movimientos... a tus órdenes... 


 

Cambias de aire, apoyando tus manos en mis tobillos...

incinándote levemente hacia adelante...

rozando con tus pezones mis muslos y rodillas.


Aceleras el ritmo del vaivén de tus caderas...

No puedes verme, pero sabes que mi libidinosa mirada 

estará recreándose con el espectáculo de tus trémulas nalgas.

No puedo resistirme a acariciarlas, a manosearlas... 

y a separarlas hasta dejar al descubierto 

el exquisito fruncido que rodea a tu ano...

Lo acaricio con uno de mis pulgares... 

Un gemido revela que te gusta... 

Me provocas separando tus nalgas con tus manos...

Mi pulgar obedece... y se hunde dentro de ti.

 El estímulo digital aviva el trote y lo convierte en galope.

Percutes en mi con violencia... 

llevando al límite el contacto en el ascenso, 

y empujando, en el descenso, 

tu cuerpo hacia adelante...

para frotar con vehemencia 

tu abultado clítoris en mis huevos...

Sin liberar mi polla de su prisión, te giras sobre ti misma.


Por fin puedo verte... y tu a mi... 

Sin solución de continuidad, retomas el galope...

... pero este se desboca... 

Estás fuera de control...  y me gusta...

Totalmente fuera de ti, 

pellizcas tu pezones y golpeas tus tetas...

Tu boca escupe obscenidades e insultos...  

a los que respondo con azotes de reprimenda.

Y de pronto... desde lo más profundo de tus entrañas surge el signo, 

la señal de que estás lista para recibir mi deseo...

Sí... me voy a correrrrr...

Joderrrr... 

Por fin ha llegado... el puto placerrrr... 



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