Noche de verano.
Cena en casa con amigos… de toda confianza.
Comimos poco… hablamos mucho… y bebimos más.
El vino caldeó el ambiente...
liberando las lenguas…
derribando tabúes...
y abriendo las mentes...
De pronto surgió un reto...
que requería atrevimiento
osadía... audacia...
… y confianza... mucha confianza.
Y ya sabes que nunca me freno
ante un envite a pares...
Así que subí la apuesta...
y mi boca hizo el juego:
- Nosotros lo haremos
Cuando escuchaste mi órdago a la grande,
me miraste desencajado...
con los ojos abiertos como platos...
sorprendido... como un niño asustado...
Arqueaste inquisitivamente las cejas...
Pero no te di explicaciones... porque era el tiempo
de que las palabras se convirtiesen en hechos...
Mi mano tomó al asalto tu entrepierna...
que palpitaba trémula
esbozando una pasión inminente...
La acaricié…
Y cuánto más presionaba… más turbación...
en ti notaba...
Me complació tener el control… de ti.. y de la situación.
Y mientras, todos me miraban... nos miraban...
conteniendo la respiración...
Nada podía detener el torrente de lujuria que brotaba de mi interior...
Mis labios hormigueaban de lasciva pasión, mi boca salivaba.
Te necesitaba ferozmente… como una hembra en celo...
Estaba empitonada...
con mis pezones durísimos...
aflorando, visibles, bajo la tela
de mi escueto vestido...
Era puro deseo... energía... fuego... volcán...
Era todo y nada… alfa y omega… principio y final…
Eché hacia atrás la silla… y me incorporé…
Di unos pasos hacia atrás…
y me situé en el centro del salón…
Era el centro de atención…
Hice un gesto con la mano… ordenándote que te levantases…
… y tras unos momentos de duda e indecisión, lo hiciste…
aunque acochinándote en tablas, buscando la inútil
protección de la mesa… y de los comensales.
Así que me acerqué lentamente a ti…
Contoneándome…
sin dejar de mirarte...
como una serpiente que se acerca a su presa…
Abriste tus labios… invitándome a besarlos…
Pero no… en ese momento no quería tus labios…
Para tu sorpresa… y la del respetable que nos observaba…
me arrodillé ante ti...
Desabroché la hebilla del cinturón...
el botón de tu pantalón...
y tiré de tu ropa hacia abajo…
con insolente desparpajo...
Liberada de su prisión, y como si un resorte la impulsara
tu polla apareció obscenamente ante mis labios...
Firme... gruesa... cabeceando...
mostrando con orgullo su poderío...
Sujetándola con la mano… me la metí en la boca...
Sentí su intenso sabor... mezcla de cielo y vicio…
Lamida a lamida… mamada a mamada
comencé a demoler y arrasar tus defensas
en las profundidades de mi garganta...
Y en medio de un gemido lastimero
claudicaste ante mi implacable táctica y estrategia…
Y tu semen caliente se derramó por mi garganta…
Lo conseguí… vaya que si lo hice.
Con la marca de mi victoria aún asomando por mis labios
Me levanté, te miré... les miré…
y desafiante… pregunté:
- ¿Alguien puede superarlo?
Y como siempre pasa en estas lides,
Manolo se levantó...
y se dirigió hacia mi
- ¿Estarías dispuesta a doblar la apuesta?
Di unos pasos hacia la mesa... me serví un trago
tomé un sorbo... y después otro...
Me acerqué a su lado...
con mis braguitas muy empapadas...
le respondí:
- Manolo... o doble o nada...
So hold my beer...
y si no lo captas...
sujétame el cubata…
Vaya, tú sí que no has cambiado nada...
ResponderEliminarPrincesa, con la edad descubres que es un placer no tener que disimular ser alguien que no eres. Espero que tampoco hayas cambiado tú... ;-)
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena, compañero!
ResponderEliminarHay que ver para cuánto da un envite a pares en tu pluma.
Gracias por los regalos de tus excelentes historias.
Un abrazo
Gracias, Ulises, por tu visita y comentario. Celebro que disfrutes con estos desafíos…
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