Aborrezco la violencia en todas sus formas: física, psicológica, verbal...
Y si no sabes lo que es la violencia, pregunta a los que la padecen...
Mis manos jugueteaban, traviesas, sobre sus nalgas... Hundí mis dedos entre su meridiano, separando con suavidad y firmeza ambos hemisferios... La punta del corazón exploró aguas abajo hasta arribar a su delicado fruncido... Una caricia circular lo estremeció levemente.
Retiré mi sexo de su húmeda flor y me deslicé por el sofá buscando una posición más propicia... Una vez alcanzada, tensé mis nalgas, sujeté con fuerza las suyas y empujé con vigor hacia arriba...
Un sonoro tortazo abortó mis planes...
Un sonoro tortazo abortó mis planes...
Hacía mucho tiempo que no sentía esa extraña mezcla de dolor y calor en mi cara... Que yo recuerde, y salvo un par de intercambios irracionales e inconexos con algún gilipollas descerebrado en el Orzán y Malasaña, las últimas bofetadas que recibí fueron de un novio celoso cuando su respectiva se convirtió en mi mujer... y de ella misma cuando dejó de serlo...
En fin, el hecho es que a mi mejilla llegó, totalmente por sorpresa, una señora bofetada, una hostia con todas las de la ley; una auténtica yoya, una galleta con denominación de origen, un soberano sopapo, un guantazo espectacular, una chufa, un mojicón o mamporro o soplamocos... Al menos tengo que reconocer que la guantada fue elegante... precisa... como un revés de Federer (fue una suerte que no emplease el contundente drive de Nadal).
Sus efectos se propagaron rápidamente desde el epicentro, situado en mi mejilla izquierda, hasta llegar al extremo de mi oreja derecha, que permaneció vibrando durante unos minutos. Al otro lado, en el interior de lo que quedaba del tímpano de mi oído izquierdo, comencé a sentir un intenso zumbido...
Con un ágil respingo evitó lo que parecía ser males mayores y se retiró a un lado del sofá. Durante unos segundos, me miró con intensidad; y un mayúsculo y evidente enfado... Arqueé las cejas, mostré mis palmas y encogí mis hombros, tratando de disculparme... Desvió su mirada hacia el palmo sobresaliente y aún palpitante de mi anatomía masculina... y, como si estuviese educando a un niño travieso, balanceó su dedo índice de este a oeste y le advirtió:
- Por ahí no...
En fin, el hecho es que a mi mejilla llegó, totalmente por sorpresa, una señora bofetada, una hostia con todas las de la ley; una auténtica yoya, una galleta con denominación de origen, un soberano sopapo, un guantazo espectacular, una chufa, un mojicón o mamporro o soplamocos... Al menos tengo que reconocer que la guantada fue elegante... precisa... como un revés de Federer (fue una suerte que no emplease el contundente drive de Nadal).
Sus efectos se propagaron rápidamente desde el epicentro, situado en mi mejilla izquierda, hasta llegar al extremo de mi oreja derecha, que permaneció vibrando durante unos minutos. Al otro lado, en el interior de lo que quedaba del tímpano de mi oído izquierdo, comencé a sentir un intenso zumbido...
Con un ágil respingo evitó lo que parecía ser males mayores y se retiró a un lado del sofá. Durante unos segundos, me miró con intensidad; y un mayúsculo y evidente enfado... Arqueé las cejas, mostré mis palmas y encogí mis hombros, tratando de disculparme... Desvió su mirada hacia el palmo sobresaliente y aún palpitante de mi anatomía masculina... y, como si estuviese educando a un niño travieso, balanceó su dedo índice de este a oeste y le advirtió:
- Por ahí no...
Jajajajaja, claro, por eso la pregunta en la entrada no?
ResponderEliminarPues ella se lo pierde.
De todas formas....los forcejeos tienen su puntito, aunque tampoco hay que pasarse jijijij, lo siento, es que imagino tu cara después del tortazo....ains...
Muy, muy bueno...
ResponderEliminarMe encanta el estilo del post de hoy. Y has hecho bullir en mí una segunda parte, o la historia desde el lado de la coprotagonista.
En cuanto al tema de fondo, cada cual con sus gustos pero la base de un buen sexo es... el sexo oral: hablar, comentar, exponer. Las hostias para los que les guste el sado...
Un besazo!!!
igual un poco más despacio, te habria dado indicios de cuales eran sus gustos y deseos...pero me parece excesivo un sopapo de tal calibre..
ResponderEliminarpero vaya que me estaba poniendo en situación..y la ostia que me he llevao..
En primer lugar, gracias por vuestros comentarios... y vuestra comprensión...
ResponderEliminarPrincesa, en la danza de los amantes hay algunos lances en los se rozan, se tocan, se provocan, luchan, forcejean, dan... y también las toman, jaja. En todo caso, el tortazo no fue violento, sino una forma inesperada de expresión (e impresión facial) no verbal.
Blogboreta, tienes razón. El trasfondo del asunto es la buena comunicación. Pero para que haya una buena comunicación es necesario que se exprese bien lo que uno quiere... y que se entienda bien por nuestra pareja de baile... Como bien dices, lo más complicado es conseguir un buen sexo oral...
Lou, reitero lo anterior... Fue un fallo de comunicación... Aunque también es verdad que, a veces, hay que incorporar nuevos pasos a nuestro baile... aunque esa innovación dé lugar a algún que otro encontronazo... Es renovarse... o morir.
Leni, el placer tiene muchas formas... Es como la forma de las nubes... cada uno las ve de forma diferente.
Jaja si es que hablar está pasándose de moda!, es lo que tienen esos modelos de la tv en los que algunos se fijan.
ResponderEliminarPobrecito!
Jajajajaja… me gusta el estilo, cómo lo narras.
ResponderEliminarHummmm, a mí me encanta que entren por la puerta de atrás y si me sorprenden… mucho mejor.
Un beso desde mi Jardín.
-Bueno, nadie es perfecto...
ResponderEliminarBuena narración.
Un beso desde mis Amanteceres.
Jajajaja, me ha gustado mucho tu relato. Se nota que no lo ha probado, sino, no diría que no, jejeje.
ResponderEliminarBesos y susurros muy cálidos
Hay veces que se dice no cuando se quiere decir sí... nunca se sabe con nosotras...
ResponderEliminarAna querida, cuando se dice NO, es no y cuando se dice SI, es sí, no hay matices, ni dobleces.
ResponderEliminarSerá que estoy hartita de tópicos y típicos, pero la mayoría tenemos las cosas muy claritas. No te ofendas. Un beso.
jajaja, y la cara de gilipollas que se te queda? te lo podía haber dicho más alto, pero no más claro.
ResponderEliminarP.D. Princesa, guapa, deja a la pobre ANA, que a lo mejor ella cuando dice NO quiere decir SI. La mente de las mujeres, a veces, es así de perversa.
Phamtom, con eso no me calmas ja!
ResponderEliminarBesos guerreros y seguros de lo que son.
Otra vez, gracias a todos por vuestros comentarios...
ResponderEliminarTe Susurraré... es así: un fallo en la comunicación puede desencadenar una tormenta; por lo tanto, hablemos...
Rosaida, el deseo puede abrir cualquier puerta que se le ponga por delante... o por detrás... Beso.
Amanteceres, totalmente de acuerdo: nadie es perfecto (escena final de "Con faldas y a lo loco"); y yo mucho menos. Quizás me lo merecía... Beso.
Yemaya, con la adecuada preparación, esa forma de servir el deseo puede ser tan placentera como cualquier otra... Beso.
♥ Ana ♥, quizás no había un "no" detrás de la reprimenda... Quizás lo que en realidad había es un "así no"... En todo caso, es cuestión de interpretación... y como bien dices, nunca se sabe :-)
VCM, la comunicación, verbal o gestual, ha de fluir en ambos sentidos. Cada pareja, o lo que sea, tiene sus mensajes, sus códigos, sus formas... y con un poco de práctica atención resulta fácil dominarlos. Ah, y sin listas ni guiones: lo mejor es improvisar...
Princesa, entre el blanco y el negro hay matices... Estoy contigo en que ayuda mucho un mensaje claro... Pero también es verdad que muchas veces ni sabemos lo que queremos... ni entendemos lo que nos piden. Estoy seguro de que con un poco de paciencia y cariño, lo que en un momento fue un "no", puede convertirse un "sí"...
Phantom37, jaja, manos blancas no ofenden, jaja. En cierta forma, en vez de usar la palabra, prefirió escribirme con su palma y letra un "no" en la cara. En cuanto al comentario hacia ♥ Ana ♥, creo que ella sí ha sabido captar el sutil mensaje que había detrás de la reprimenda...
Princesa, jaja, ¿estás guerrera?
Preciosa manera de contar esa historia, para un final sorpresivo, jeje... a toro pasado, resulta cómico, no sé como sería en ese momento de corte.
ResponderEliminarPues si, guerrera, quizás no es para tanto pero me molesta sobremanera que se siga pensando aun que cuando decimos que no, queremos decir que si, un no es un no, punto, no hay mas interpretación posible. Cosa distinta es que mañana apetezca y sea sí....
ResponderEliminarBesos guerreros.
TE LO MERECES!!!!
ResponderEliminarEl relato... divertido...
ResponderEliminarLástima, no sabe lo que se pierde...
Yo me apunto para ponerte mis mejillas... mientras... Te sobo el tortazo?
te enlazo, pero vamos a escribir un poquito más
ResponderEliminarGracias por vuestra atención...
ResponderEliminarLydia, al final la sonrisa siempre acaba brillando... aunque haya alguna que otra torta (del Casar, jaja) de por medio
Princesa, haz el amor... y la guerra. Y relájate...
Anónimo, me merezco esto... y mucho más, jajaja.
hay varias opciones:
ResponderEliminaro seguir recibiendo galletas, y acabar empachado
o, a la siguiente gallega, parar el golpe y frenar su odio a base de movimientos lentos pero seguros
o dejarlo así y perforar otras cuencas
o...
Jajaja, muy bueno, por eso siempre hay que preguntar primero, ya sabes el mejor aliado del sexo es la palabra. Es increible cuantas cosas se pueden lograr solo con escuchar y proponer...
ResponderEliminarShang Yue, es evidente que hubo cierta precipitación en la ejecución de esta travesura anal. Por eso, estoy de acuerdo contigo en que ante una situación (o bofetada, jaja) como esta, lo mejor es empezar otra vez desde el principio con un poquito más de sexo "oral"... y de "tacto".
ResponderEliminarSuspiros, estoy totalmente de acuerdo contigo: más, y mejor, sexo "oral"... y, como decía antes, "tacto".
Me ha encantado tu narración; encantada, volveré.
ResponderEliminarGracias por la visita, Alz.
EliminarPor cierto... me ha encantado tu blog (del derecho... y del revés)