Estiré el cuello todo lo que pude, con la intención de averiguar de quién se trataba... pero cuando estaba a punto de alcanzarlo con la mirada, la luz se apagó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo (de cabo a rabo)... escalofrío que se convirtió en estremecimiento al comprobar que quién fuera que fuese seguía avanzando hacia mi....
A pesar de las limitaciones en mi percepción, me pareció reconocer algo familiar en la lenta cadencia de sus pasos. También es verdad que quizás se trataba de una argucia de mi mente para hacerme creer que todo ese embrollo de ataduras y mordazas tendría un final feliz.
Pero como la mente ante situaciones desesperadas siempre prefiere el clavo ardiendo a la nada, la mía se aferró un vago recuerdo de juventud, en el que esos andares premeditadamente parsimoniosos obedecían a órdenes estrictas del tirano. Y aunque eran endebles indicios, asumí con resignación que todo ese montaje era obra del Deseo, y que esa noche me convertiría en su juguete.
Y como el Deseo es poco dado a razonar, lo hice yo... y comencé a especular sobre la inmediata evolución de los acontecimientos. Y vaya si especulé...
Probablemente se dibujase en su rostro un gesto de traviesa satisfacción al comprobar cómo se tensa mi cuerpo cada vez que acaricia mi verga, gesto que de travieso mudaría a malicioso al agitarla con un incesante y creciente vaivén.
Me figuré que al observar mi pene enhiesto y henchido de gozo, sentiría el impulso de llevárselo a la boca. Y como el placer requiere dedicación plena, acariciaría con su otra mano mi escroto, quizás tratando de sopesar la cantidad de deseo encerrado en mis testículos. Qué deleite sentir sus manos, dedos y labios conspirando para regalarme placer, unas veces aprisionando mi polla entre el paladar y la lengua; otras, mordisqueando su delicada piel; y otras, engulléndola voraz y violentamente, llenando su boca hasta casi llegar al ahogo...
Quizás no dejaría pasar mucho tiempo antes de encaramarse al camastro y sentarse sobre mi a horcajadas. Apoyada en las rodillas, dejaría caer su cuerpo sobre el mío hasta sentir, en toda su sección y longitud, mi sexo dentro del suyo. Elevaría sus caderas lo suficiente para que aquel no saliese... y volvería a desplomarse, golpeando sonoramente mi cuerpo con sus nalgas...
No debiera sorprender que, poco a poco, fuese aumentando la frecuencia y modificando la dirección de los movimientos de sus caderas, pasando éstos de ser verticales a horizontales, ya que así podría frotar su sexo contra mi, multiplicando su excitación... y la mía.
Atado de pies y manos, dejaría mi cuerpo al pairo, abandonándolo a las embestidas de su lascivo oleaje que, con toda certeza, nos llevaría a un enloquecedor delirio. Delirio que, tras no pocos pellizcos, mordiscos y obscenidades, se convertiría en un éxtasis líquido de voluptuosa lujuria que pondría fin al disparatado juego en el que, contra mi voluntad, me había visto envuelto...
De repente, el silencio inundó la sala: se había detenido a mi lado... Intenté aguzar al máximo mi oido, pero lo único que oía era mi pesada respiración y el taquicárdico latir de mi corazón. Tan extraño proceder provocó que cuestionase la validez de mi precipitada identificación.
No... no podía tratarse del Deseo. El Deseo es vehemente, impetuoso, ruidoso... y, una vez que está a su alcance la presa acechada, jamás se detiene.
No... Esa forma de caminar, de actuar, de dominar la situación era de alguien mucho más metódico, profundo, intenso y poderoso... Un atisbo de lucidez me dio la clave: era el innombrable... el que llega así de esta manera... el que está en el aire...
Sí... era alguien al que durante años traté de mantener a distancia, pues comprometía seriamente la alegre, disipada y frívola existencia de Manolo Blog. Sin embargo, esa noche, a pesar de mis reiterados intentos por esquivarlo, por fin me había encontrado...
Y siendo, como era, palpable la evidencia de su presencia, volví a sentir ese casi olvidado y extraño vacío en el estómago que produce sentirse totalmente indefenso...
Indefenso tú...indefensa yo.
ResponderEliminarPerdón, me olvidé de puntuar y firmar, que la cosa cambia mucho.
ResponderEliminarIndefenso tú¿¿??...indefensa yo!!!.
Amaranta.
¿Hablas de Amor?
ResponderEliminarAnte ese innombrable todos estamos indefensos.
Pero quizás no es eso, hoy estoy yo un punto romántica...
Saludos!!
Amaranta... en primer lugar, gracias por tu visita.
ResponderEliminarAh... y estoy seguro de que no eres nada indefensa...
No sé por qué me da que eres mujer de armas tomar... :-)
Uol Free, el Amor...
ResponderEliminarEl Amor está en todas partes... y aunque algo oculto, también está en el interior del inOMbRAble...
Si yo me despertase en esa situación, no sería optimista (oh dios mío, vamos a morir todos)
ResponderEliminar:)
pero como fantasía no está nada mal (creo que los católicos recurren a ella, como están atados no tienen culpa de nada, y encima un pequeño sacrilegio en lugar sagrado siempre reconforta)
Veremos la continuación... (mantienes bien la intriga)
Zeltia, gracias por la visita... y el comentario...
ResponderEliminarEspero no defraudar tus expectativas al anunciar que este relato no tiene continuación...
Es más... me da que Manolo Blog no sólo ha sido tocado... sino quizás ha sido hundido.
También es verdad que mala hierba nunca muere... jajaja.
El Deseo camina despacio... sutil se pega a tu piel. Lentamente recorre cada centímetro que va conquistando a su paso hasta tomarla por completo. Su estallido final es sonoro, impune y enloquecedor. La excitación cabalga a galope, provocando el apetito sexual que se vuelve imparable e... innombrable.
ResponderEliminarUn beso desde mi Jardín.
Rosaida, suscribo todas y cada una de tus palabras...
EliminarEl Deseo no admite medias tintas: si no percibe tu sometimiento, desaparece.
Así que sometámonos (y aquí, no sé por qué, me sale poner "mano")
mmm
ResponderEliminarQué ternura, después de disparar los latidos de mi corazón en forma irregular con tan deliciosa imaginación, te muestras en plena reverencia ante el amor, me encanta
Besos y apapachos Manolo
A veces surgen fuerzas más poderosas que el Deseo... ante las que sólo cabe izar la bandera blanca.
Eliminar(Gracias, Ame, por tu visita)
Sentirse sometido por el Deseo es reconvertir muchas sensaciones, fuerzas y ánimos para dirigirlos hacia un fin: apetito voraz de emociones, sexualidad y carnalidad jaja
ResponderEliminarun abrazo :)
El fin y los medios...
EliminarEl fin del Deseo es, precisamente, que tenga un fin, que concluya, que se consume...
Y para llegar a ese fin, el fin del Deseo, es necesario poner todos los medios a nuestro alcance... incluidos nosotros mismos...
(Gracias, Esilleviana, por tus palabras...)
Indefenso ante el delirio de la salvajemente lujuria de placer...
ResponderEliminarEróticamente sensual tu escrito, Manolo, lo describes de tal manera que escuchamos hasta tus gemidos.
Un beso.
Indefenso me siento, María, ante tus palabras...
EliminarEl placer puede ser, a veces, comedido y pausado... pero aburriría si no fuese, otras, desquiciantemente salvaje.
Soy también de las que pienso que el deseo debe ir libre, solo así nos podrá llevar a vivir realmente. Nada tibio es bueno, o se vive o es mejor dejarlo ir.
ResponderEliminarMe encanta la pasión al presentar esta marejada de palabras, a medida que vamos leyendo es como si nos faltara el aire porque el escritor así nos invita, a soltar y a vivir.
Yo estoy retomando el blog que había cerrado hace más de 8 meses, pero espero esta vez poder alimentarlo poco a poco e ir visitándote y conociendo más de lo que escribes.
Un abrazo desde Colombia
Tienes razón: el Deseo ha de ser libre...
Eliminar... para volar en la cálida brisa de un susurro...
... para fluir en la sutil humedad de un beso...
... para encender la llama con el roce de una caricia.
(Gracias, Susana, por tu visita)
Si pierdes el miedo puedes enfrentarte a el
ResponderEliminarbesos,Mano-lo
Creo que fue Mateo Alemán el que dijo aquello de que "el Deseo vence al miedo"...
EliminarAsí que, Anónimo, seguiré tu consejo... y afrontaré mis medios (digo miedos :-) )
Yo suscribo todas y cada una de las palabras del anónimo, Manolo. No te veo yo tan indefenso como para no enfrentarte a lo que tú quieras. Otra cosa es la pose, eh pillín?
ResponderEliminarMi beso ;)
Rose... eres muy sagaz, jaja.
EliminarHay algunas emociones que sólo se experimentan cuando nos abrimos... cuando nos exponemos... cuando nos arriesgamos a perderlo todo... y, por tanto, cuando podemos quedar indefensos.
Gracias por tus palabras... y tu beso.
Cada palabra
ResponderEliminarcada suspiro
cada latido
la agitación dentro del descontrol
una dosis extrema de imaginación
y Tú
indefenso
satisfecho
en plena rendición hacía el amor
Es una dulce piedra en la cual nos encanta tropezar
Te beso Manolo B
Cielo, en la búsqueda de nuevas emociones... nos podemos encontrar con algunas que traspasen la piel... para quedarse en nuestros corazones.
ResponderEliminarGracias por tu visita...
Ufff que subidón.
ResponderEliminarBrutal indefensión.
Saludos
Celesta, subidón es lo que tenemos los que podemos disfrutar con tus letras... en verso o en prosa...
ResponderEliminarGracias por tu visita.