El roce de mi
braguita y su bañador le provocó una leve erección, que no pasó
desapercibida a Vicky, que me sugirió que siguiese frotándolo hasta que
saliese el "genio de la lámpara"... y froté, y me froté hasta conseguir que por encima del bañador de Jesús asomase un "genio" lleno de deseos.
Como la inopinada tiesura le estaba
incomodando un poco, Jesús decidió salir de la piscina con la excusa de preparar más mojitos y, de paso, ocultar su descarada erección.
Tino, al quite, salió del agua para ayudar a Jesús en la preparación de las bebidas. Así que Vicky y yo, sin juguetes con los que jugar, y sin genios que frotar, decidimos salir también y echarnos en las tumbonas boca abajo. Y estábamos tan a gusto, que al poco nos
quedamos dormidas.
Al poco, llegaron los chicos. Fue una suerte que se acordasen de
extender sobre nuestras húmedas espaldas el protector solar. Con la dulce modorra provocada por los mojitos, no pude ni abrir los ojos... ni moverme, así que me dejé llevar. Jesús me desabrochó el bikini, y me masajeó suavemente la espalda... Después, introdujo sus pulgares entre mis nalgas, haciendo desaparecer la tira de la braguita entre ellas, dejándolas al descubierto. Aplicó un generoso chorro de protector, y comenzó a extenderlo... Instintivamente, separé un poco las piernas, lo que
aprovechó para aplicar protección también entre mis muslos. Quizás por el ambiente distendido, los disolutos dedos de Jesús comenzaron a subir, aguas arriba, hasta mi sexo, rozando sus pliegues, y acariciando sus labios... Se estaba pasando tres pueblos... pero me gustaba... vaya si me gustaba... Preferí no mirar... Moví levemente mis caderas como clara invitación a que sus dedos penetrasen, de una puta vez, mi ya muy humedecido coño...
Tras la "confusión", nos reímos a carcajada limpia los cuatro... y seguimos jugando...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Sólo faltan tus palabras...