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13/6/23

Reforma completa…

Rosana e Iván decidieron hacer la reforma del baño El contratista les aseguró que la finalizaría en 7 días laborables, así que tendrían la casa empantanada una semana completa y dos días de la siguiente. 

Para minimizar el trastorno, la programaron en la segunda quincena de Julio: Iván se quedaría en la primera semana, que es en la que más follón habría con el picado de paredes y suelo y la retirada de bañera, lavabo y resto de escombro, y Rosana se iría a la playa con los niños; en la segunda, intercambio de papeles.

Y así fue. Tras disfrutar de una semanita de playa, Rosana regresó a casa el domingo por la tarde. Cuando abrió la puerta y vio todo aquel desorden, polvo y suciedad, se alteró un poco. Respiró una, dos, tres veces y llamó a Iván. Empezó la conversación indicándole que el viaje había sido tranquilo, para terminar reprochándole que no hubiera hecho nada por limpiar aquel desaguisado. En fin... cosas de parejas.

A las 8:00 de la mañana siguiente, llamaron al timbre. Era el operario que iba a empezar su faena. Le sorprendió su juventud, sus rasgos suaves, su piel canela oscura... y su camiseta ajustada, marcando biceps y pectorales, probablemente muy trabajados en gimnasio. Le preguntó su nombre: 

- Santi, señora.

- Pareces bastante joven. ¿De dónde eres?

- Tengo 22 años y soy de Antioquia, Colombia.

- ¿Y qué es lo que vas a hacer hoy?

- Pues por la mañana, colocar el mueble del baño, el espejo, el radiador toallero y la mampara. Por la tarde, vendrá mi hermano y recogeremos todo. Espero no molestarla.

- No te preocupes, Santi, es lo que hay. Estaré en el salón. Si necesitas agua o alguna cosa, avísame. 

Rosana se encerró en el salón, abrió el portátil y empezó a revisar asuntos y correos atrasados. Aunque podía trabajar con cierta normalidad, de vez en cuando, el ruido del taladro y del martillo de Santi la incomodaba y desconcentraba un poco. Viendo que no podía centrarse en el "negocio", prefirió dedicar lo que faltaba de la mañana al "ocio", tomando el sol en la terraza. Fue a cambiarse, y ya que el baño estaba de camino a su habitación, aprovechó el viaje para revisar el estado de la reforma. Santi estaba subido en la escalera, instalando la luz del techo. Con los dos brazos en alto para manipular el foco y el destornillador, quedaban al descubierto, entre la camiseta y el pantalón, sus marcados abdominales y oblícuos y un tatuaje que ponía "Carpe Diem", con un Sol que amanacía sobre el cinturón de sus bermudas. Joder... pensó... cómo está este tío... qué cuerpo... y qué abdominales... que nada tenían que ver con los que se escondían por debajo de la cada vez más oronda barriga de Iván.

Sus ojos se deslizaron bajo el tatuaje. Afloraba algo de vello púbico por encima de sus bermudas... deteniéndose más abajo, donde destacaba con insolente claridad su abultado paquete.

No fue pequeño su sobresalto cuando comprobó que Santi la había pillado curioseando en su masculina anatomía...

- Eh... si quieres agua o alguna cosa, ya sabes, pídemelo, dijo algo nerviosa al verse descubierta. 

- No dude que lo haré. Gracias, señora, respondió con cortesía, pero sin dejar de clavar sus oscuros ojos caribeños en los suyos.

Rosana, contuvo la respiración... y para evitar que la subida de tensión sexual causase males mayores, retomó el camino hacia su habitación.

Entró y cerró la puerta; exhaló el aire retenido y se miró al espejo. Estaba algo ruborizada y muy acalorada. La visión del musculado cuerpo de Santi y el momento de la pillada la habían excitado bastante... tanto como para haber empapado su coño... Joder, Rosana, a tu edad y que te pasen estas cosas, pensó. Pero lejos de sentir culpa o remordimiento, estaba exultante... feliz por notar ese cosquilleo electrizante en su vientre... y por sentir como brotaban de su mente un torrente de lascivos pensamientos sobre aquel muchacho, y sobre lo que podría ser capaz de hacer con ella.

Se quitó el vestido y las braguitas. Rebuscó en el cajón y encontró un bikini rojo. Extendió abundante crema solar por su piel... en las piernas, los muslos... el vientre y en el pecho. Hizo un ejercicio de contorsionista para aplicársela por la espalda.

Cuando acabó, se puso la parte de abajo. Se miró en el espejo, girando sobre si misma de un lado a otro, para tener una perspectiva de 360 grados. Se concedió un sobresaliente alto... que tras ajustar la braga del bikini dejando al descubierto sus nalgas, se convirtió en una matrícula de honor. Finalmente, se ajustó la parte de arriba, se cubrió con un blusón azul, muy vaporoso, y se dirigió al solarium de la terraza. Y aunque pasó apresuradamente por delante del baño, no pudo evitar mirar de soslayo a Santi, que seguía dando los últimos toques a la reforma. 

Aliviada creyendo que había pasado desapercibida... entró en el solarium, colocó la tumbona, se despojó de la blusa y se puso las gafas. Justo antes de tumbarse, se quitó la parte de arriba del bikini para mantener el bronceado adquirido en la playa la semana anterior... 

Conectó los cascos, puso su playlist favorita de Spotify y cerró los ojos… 

Quería relajarse… pero en su mente estaba presente la imagen de Santi… y de sus abdominales… de su vello púbico… y de su tatuaje: Carpe Diem… Demasiada excitación concentrada…

Así que para aliviar tanta tensión, comenzó a acariciarse… presionando por encima del bikini el clítoris y acariciándose el pezón de la teta izquierda… Joder… estaba muy, muy caliente… dispuesta a todo… 

De pronto escuchó un ruido que venía del cuarto de baño… Rápidamente dejó de masturbarse… y miró hacia el interior. Se puso la parte de arriba del bikini, se cubrió con el blusón y entró en el salón. Desde allí preguntó:

- Santi, ¿va todo bien?

- Sí, no se preocupe.

Su respuesta la tranquilizó… así que volvió a la tumbona… Y con una mezcla de excitación y modorra… se durmió. 

2 comentarios:

  1. Me parece que Santi recibió visualmente mucho más que un vaso con agua.

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  2. Gracias, Maia, por tu visita y comentario. Hay que seguir tirando del hilo... ¿Quién sabe? Lo mismo encontramos la salida al laberinto... o nos lleva directamente al Minotauro...

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