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30/1/20

Ricardo y Brigitte...

Cuando ya estábamos a punto de cerrar nuestro "negocio", regresó inoportunamente Quique.

- Berta, hermanita, permíteme que te robe unos minutos a Ricardo. Quiero presentarle a uno de mis socios

Mientras nos dirigíamos al interior de salón, acercó su boca a mi oído. Supuse que pretendía compartir conmigo información confidencial sobre su socio. Pero no... Lo que susurró, para mi sorpresa, fue un impertinente:

- A mi hermana, ni la toques, cabrón.

Intenté zafarme de la insolente consigna con ironía:

- Tranquilo, hombre. No le tocaré ni un pelo - pronosticando que, caso de tocarla, estaría totalmente depilada... y rasurada.

Copa en mano, estuvimos hablando unos minutos con su socio: François Courrèges, un tipo menudo, algo enclenque y bastante joven para tener un curriculum empresarial tan amplio como aseguraba en su perfil de Linkedin. Le acompañaba quien presentó como ma femme, Brigitte, aunque por la evidente diferencia de edad bien podría ser su madre; bien conservada, rubia, algo más alta que él, tanto en estatura como en clase, mirada intensa y con un punto morboso de dominatrix cougar.

Y es que el calentón inicial con Berta me había "sacado de punto". Cuando tenía que estar concentrado en venta de activos, EBITDAs y alianzas estratégicas, mi mente, quizás nublada en exceso por los vapores de The Botanical's, fantaseaba con llevar a la planta superior a Berta, meternos en una de las habitaciones, arrancarle la ropa con violencia y follarla apasionadamente...

Y mientras Quique y François platicaban aburridamente sobre sus ambiciosos proyectos, observé cómo Brigitte me miraba sin pestañear y arqueaba sus cejas hacia la derecha, señalando la puerta del jardín.

Y si ya no eran suficientes mis lúbricos pensamientos con Berta, ahora surgía de la neblina del deseo la morbosa silueta de Brigitte, la Femme, solicitando mi atención... y quién sabe si más cosas...

2 comentarios:

  1. ocúpate de la femme que quizá la Berta aún deba madurar... náaa, lo justo y necesario...

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    1. Pues sí... mejor con la morbosa femme... que el peligro de tomar la fruta del árbol ajeno pone mucho más...

      Además... si me sale mal el tiro... tengo un plan B... de Berta...

      Gracias, Mónica, por tu sabio consejo ;-)

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