La última vez que nos vimos, y nos tocamos, fue en una tarde calurosa de verano... ¿o fue quizás en una fría de invierno? No lo recuerdo muy bien... fue hace mucho tiempo... Lo que sí recuerdo nítidamente fue la indecente desmesura de los placeres compartidos. Todo un clásico...
Por alguna razón, aquellas clandestinas escapadas vespertinas le suponían un dilema moral... Sí... ya sabes: el bien, el mal; la virtud, el pecado; la ley y el orden, lo prohibido... Y naturalmente, ella quería para sí lo primero... mientras yo era encarnación de lo segundo.
Cada vez que trataba de persuadirla de que lo que hacíamos era natural, o bueno, o al menos no tan malo como ella creía, me rebatía con el enternecedor, y por otro lado irrefutable, argumento de que "tú eres un hombre... y para ti es más fácil". Y tenía toda la razón: los hombres pensamos y sentimos con la polla... lo cuál no es un defecto, sino una virtud, pues la polla es un órgano muy educado y cortés, que sólo se levanta cuando hay señoras delante.
En fin...
El caso es que una vez desaparecidos los efectos narcotizantes del sexo salvaje, optaba también por desaparecer para, probablemente, regresar a su perfecta vida perfecta. Por ello, aun cuando mi puerta nunca se cierra del todo para quién haya sabido abrirla, daba por hecho que tardaría en volver a verla.
Sin embargo, oh misterio, cuando menos lo esperaba recibí un mensaje con el que volvía a dar muestras de vida. Entablamos una breve e insulsa conversación a través de un sistema de mensajería (que por motivos de privacidad ocultaré, pero que se llama Whatsapp). Al principio no estaba muy entusiasmado con su repentina, y enésima, reaparición, pues estaba bastante harto de sus idas y venidas. Pero la sensación de volver a tenerla otra vez cerca de mi, estimuló la producción de feromonas (o perjúmenes, según la literatura nicaragüense de Calos Mejía Godoy y los de Palacagüína). Y claro... caí en la cuenta de lo mucho que me gustaba... Así que, tragándome un poco el orgullo, le propuse que nos volviésemos a ver.
Quedamos en un restaurante del centro. Durante los primeros momentos, la noté cautelosa y levemente distante... Quizás no quería que volviésemos a frotarnos en posición horizontal, pues eso es pecado... y los pecados son para las niñas malas. Por lo que a mi se refiere, liberado (tiempo ha) de ataduras morales, de dilemas filosóficos y de sombras de Grey, preferí poner en blanco mis pensamientos, para disfrutar con el gozoso espectáculo de su mirada azul y su sonrisa de fresa.
Sin embargo, las cabras tiran al monte, y mi mirada no tardó en desviarse de la suya para, tras resbalar por su cuello, varar en la playa de su generoso escote; escote tras el que rebosaban sus floridos y hermosos pechos. Mmm... venían a mi mente el recuerdo de mis manos tratando de abarcar tan preciados tesoros... o de mi cabeza, ladeándose de izquierda a derecha, aparentemente indecisa, con la infantil pretensión de morderla simultáneamente en ambos pezones.
No debiera extrañar, pues, que la conversación no fue demasiado pródiga en palabras... aunque sí en miradas... y sonrisas. A fin de cuentas, todo lo que teníamos que decir, ya nos lo habíamos dicho, bien en alguna de nuestras veladas de lujurioso desenfreno, o bien durante alguna de las posteriores "reconciliaciones".
Llegados a los postres, como si de un guión preestablecido se tratase, volvimos a pedir fresas con nata... con dos cucharas. El juego estaba servido... y comenzó a jugar...
Tras dos o tres intentos infructuosos, logró que su cuchara recogiese un
esquivo trozo de fresa que, convenientemente cubierto de nata, llevó a
su boca. Con un mmmm de infinitas emes dio a entender cuán complacida estaba por el sabor... Retiró la cuchara de sus labios, la giró y la comenzó a lamer, con una mezcla de travieso regodeo y
provocación, por su lado convexo. Con absoluta premeditación y manifiesta alevosía, me estaba encendiendo... y, como es bien sabido, yo ardo con facilidad.
Persistió en el juego...
La cuchara... la nata... las fresas... su boca... sus labios... su lengua.... provocaron un repentino incremento en la presión arterial de mi sexo... que palpitaba, desbocado, bajo mi pantalón. Sí... estaba muy caliente, cachondo o verraco, si prefieres... Lo único que evitaba que le subiese la falda y la penetrase, empotrándola contra la pared, era que nos encontrábamos en un lugar público...
Incapaz de resistirme por más tiempo, me levanté, acerqué mi silla a la suya, y, para su sorpresa, me senté a su lado... Sorpresa que fue mucho mayor cuando, con descarada insolencia y ningún disimulo, metí la mano bajo el mantel para hundirla entre sus muslos. Como intuía, su sexo estaba desprovisto de ropa interior que lo protegiese, por lo que quedó al alcance de mis dedos... Percibí claramente cómo se detuvo su respiración y cómo casi se atraganta cuando comencé a acariciarlo...
Y entre mis roces y sus humedades, volviendo a tragar saliva con dificultad, me preguntó:
- ¿Crees que podemos recuperar nuestra vieja amistad?
- Lo veo difícil... -le respondí
- ¿Por? -preguntó extrañada
- Los amigos no follan...
- Entonces no seamos amigos... y follemos.
Bárbaro, gustoso a más no poder, descriptivo, elocuente y VIVO¡¡¡
ResponderEliminarEncantadisima de llegar hasta tí, aunque no tenga muy claro como lo conseguí, pero ME QUEDO, siiiiiiiiiiiiiiiiiiii
mi enhorabuena más sincera
Besos muchos, ♥♥♥
Me alegro, Tramos Romero, de que te haya gustado... y de que te quedes. Así que sírvete lo que quieras, ponte cómoda... y disfruta ;-)
EliminarBrutal, ascendiendo lentamente hasta llegar al clímax, imposible no caer rendido, cuando el juego se presenta, solo hay dos cosas por hacer, jugar o jugar :) y de eso tú sabes bien como hacerlo, me encanta Manolo, como siempre bellísimo, un placer
ResponderEliminarMis besos
Juegos de seducción, provocación... y deseo.
EliminarTe confieso, Ame, que para este tipo de juegos soy un ludópata, jaja.
Gracias por tu visita... y tus besos.
Quedó contigo para tenerte muy cerca... y disfrutar tanto como tú :))
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Tramos Romero, siempre es un gusto leerte jaja.
un abrazo
Esilleviana, a día de hoy aún no sé para qué quedó conmigo, jajaja. En cualquier caso, lo importante es que se compartan sonrisas...
EliminarPor cierto, para gusto... el leerte a ti ;-)
Me gusta tu forma de escribir..........
ResponderEliminarIsabel SD, y a mi me encantan tus... tus... imágenes.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita.
Sois lo peor... :)
ResponderEliminarO en mi caso, lo mejor. En esta casa la ludopatía es el pan nuestro de cada día.
Ay señó...llévame pronto!
Fiebre, he de confesarte que, respecto a estos jueguecitos del "mmm... que ricas están las fresas", o del "qué contrariedad, me he manchado de nata..." soy un auténtico ludópata...
EliminarYa ves... se me gana por el estómago...
(Gracias por tu visita... y por tu salero ;-) )
Como dices que los amigos no hacen esas cosas, podéis vestiros de amanes para el juego del amor, y después, seguir siendo buenos amigos.
ResponderEliminarMuy excitante tu ocurrencia, la de meter la mano bajo el mantel para hundirla entre sus muslos, y ser ola en su sexo mmmmmmm muy muy excitante.
Me encanta leerte, eres muy sensual con tus letras e imágenes que compartes.
Un beso.
María, toda regla tiene su excepción (sobre todo si estás embarazada). Y en este caso, me parece que denominar a esa relación de amistad no es apropiado. Y es que pienso que cuando dos personas se han olido, se han saboreado, se convierten en algo diferente a "amigos"; ni peor, ni mejor, sólo distinto. Obviamente, todo dentro de una cordialidad y respeto...
EliminarPor cierto, cuando vayas a un restaurante, fíjate en la mantelería... y no por su colorido, sino por si permite ocultar a las miradas indiscretas lo que se viene en llamar "metedura de mano, en toda regla", jajaja. Si lo encuentras, me avisas... ;-)
(Muchas gracias por dejarte caer por aquí...)
cómo que los amigos no follan...!
ResponderEliminarEntonces lo de "vieja amistad" era un eufemismo? :D
Zeltia, sin que sirva de precedente, voy a disentir: los amigos no follan. Hacen otras cosas: van juntos al cine o a un concierto, toman café juntos, se pagan unas fantas (si son pagafantas), se hacen confidencias, se cuentan secretitos y se quieren... pero como amigos.
EliminarPor ello, si en el calor de una tórrida noche de verano, empiezan a aflorar las ganas de frotarse con el amigo, ha de cambiarse el estatus de la relación de "amigos" a "es complicado", jajaja
(Me alegran mucho tus visitas)
Es cierto que las cosas se ven diferentes cuando cambias de postura. No es lo mismo mirar el entorno desde una posición vertical a otra en horizontal. No cabe duda que la visión se "complica", pero jamás ocurrirá cuando la primera mirada se realiza desde la horizontalidad de una postura. Me ha encantado ese final...
ResponderEliminarUn beso desde mi Jardín... horizontal.
Rosaida, pues no sabría qué decirte... ¿horizontal o vertical?
EliminarMmmm.... mejor las dos opciones...
Por cierto, me encanta tu jardín... horizontal y vertical ;-)
(Gracias por tu visita, y tus palabras)
Ay Manolo nos tienes a todas queriendo ser tus amisgas o mejor no...
ResponderEliminarMe encanta leerte y disfruto mucho de tus historias me transportan y me transformo en la protagonista, shhh, este será nuestro pequeño secreto, no lo divulgues!!!!
Saludos :)
Bella, me han encantado tus palabras... y me ha alegrado saber que estas historias, a mitad de camino entre la realidad y la verdad (jaja), hacen volar a la imaginación.
EliminarEn cuanto al desenlace, espero que comprendas por qué no tengo muchas amigas, jajaja (es broma).
Gracias por tu visita.
Se te extraña Manolo, que todo vaya bien
ResponderEliminarBesos
Es una danza sensual Manolo, quién se resiste a algo así?
ResponderEliminarBesos
No encuentro la nueva entrada de "Su frialdad" ¿qué ha pasado, Manolo? buscaré bien, lo mismo soy yo quién está perdida jajaja.
ResponderEliminarUn beso.