Mélodie d'amour chante le cœur d'Emmanuelle
Qui bat cœur à corps perdu
Mélodie d'amour chante le corps d'Emmanuelle
Qui vit corps à cœur déçu
Último partido de la temporada…
Madrugón de sábado para ver un partido intranscendente, ya que los nuestros no se jugaban nada…
Casualmente, este fin de semana no estaba quien habitualmente se encargaba de acudir a este tipo de saraos deportivo filiales, por lo que esta vez me tocaba a mi…
Como era cerca de mi casa, llegué con bastante adelanto… Allí aún no había nadie… conocido. Pero al poco empezaron a llegar padres y madres… con sus hijos, hijas e hijes…
Me senté en la grada, a la sombra… y empecé a mirar las noticias en el móvil… Joder, qué asco: no hay más que propaganda, ideología e imbecilidades…
Alguien se acercó y se sentó a mi lado…
- Hola, qué sorpresa verte por aquí…
Era Manuela.
- Pues sí… hoy me ha tocado a mi. ¿Y tú? ¿También te ha tocado venir?
- Sí… este fin de semana estoy sola… Ó tiene que montar un evento en Jerez, y allí va a estar hasta el lunes.
Este tipo de información no solicitada siempre me ha turbado… y más turbado empecé a sentirme cuando comprobé lo corta que era su falda… y lo pronunciado que era su escote…
Manuela es muy inquieta… locuaz… de intelecto rápido, mirada inquisitiva enmarcada en largas pestañas… cuerpo menudo… pero menudo cuerpo… y muy sonriente. Sin duda, un manjar exquisito para el que la pudiera saborear.
Empezamos a hablar…
Que si las vacaciones, los trabajos, los hijos… las novias de los hijos… las hormonas de la juventud… la poca ropa que llevan… y con la tontería y la confianza que da sentir que hay conexión entre dos personas, que si “lo bien que te queda a ti la tuya”… que si “me estás piropeando”… que si “tú sabes que no”… que si “me estás obligando a mirarte”… que si “¿esta tarde qué haces?”… que si “pues venga, quedamos”.
Los chicos nos sorprendieron cuando decidieron ir a ver el remake de Top Gun… y en versión original. Pobres… ellos tan jóvenes y allí rodeados de boomers trasnochados.
Nosotros nos quedamos fuera, en el Sagardi. Pedimos una botella de albariño… unos txipirones y alcachofitas para empezar… Si la conversación de la mañana tuvo algunas notas de suave picante… la de la noche apuntaba directamente al punto G del Grano… Y, lo mejor, o peor, según se mire, es que a cada sorbo de albariño, el calentón empezaba a ser incontrolable en ambos bandos…
Tenía que hacer algo… Vino a mi cabeza la escena de Vincent Vega, de Pulp Fiction, reflexionado sobre si debería follar con Mia Wallace… o, por el contrario, optar por un «…así que sales y dices, buenas noches, fue una grata velada, sales por la puerta te metes en el coche, te vas a casa te haces una paja y se acabó…»
Obviamente, opté por lo primero…
Le propuse que los chicos se quedasen a dormir en mi casa, donde haría de canguro-guardián mi número 2… que este fin de semana permanecía enclaustrado en casa porque está preparando los exámenes finales de la universidad… Después, con más libertad por nuestras partes, dejaríamos que las cosas fluyeran… y lo que ha de ser, será… y lo que surja… ya tú sabes, mi amol.
Aceptó mi plan, y me sugirió que fuésemos a su casa… a tomar la penúltima… Y así procedimos…
Llegamos… era la primera vez que estaba allí… Debo confesar que tenía una sensación extraña… mitad excitación y lujuria… mitad morbo e inquietud… En todo caso, el albariño había nublado cualquier atisbo de razón y prudencia… así que sólo quedaba echar el resto… y darlo todo.
Subió a la planta de arriba… y desde allí me indicó que me sirviese una copa… Husmeé por el salón… y no fue difícil encontrar la tónica… un vodka del montón… y el hielo.
Apenas había dado un sorbo… cuando, de pronto, escuché un misterioso “sube…”
Obedecí, y tras apurar un trago, subí por las escaleras… Todo estaba a oscuras, salvo la habitación del fondo, donde un poco de luz tenue se colaba por su entrecerrada puerta. La abrí… y la vi… sentada en una silla de mimbre… desnuda de cintura para arriba… mordisqueando una de las perlas de su collar…
Joder… el déjà vu, más que evidente, era palpable… esa película ya la había visto… y ahora iba a protagonizar el remake…
Una tensión sexual perfectamente resuelta. Parece que todo estaba predestinado a que ocurriera.
ResponderEliminarUn beso :-)
A veces no sabes qué es mejor: si dejar las tensiones sexuales sin resolver, abiertas para ocasiones mejores; o liarse la manta a la cabeza y rematar las faena.
ResponderEliminarPero en este caso, apuesto por lo segundo.
Gracias, Mag, por tu visita, comentario... y extraordinario blog https://latrastiendadelpecado.blogspot.com/