Quién a hierro mata... a hierro termina.
Pedro Navaja, Rubén Blades
(viene de aquí... y de aquí)
Aún resonaban en mis oídos las sugerentes palabras se Svetlana: "lo mejor está por venir".
Aún resonaban en mis oídos las sugerentes palabras se Svetlana: "lo mejor está por venir".
¿Mejor?, pensé para mis adentros. ¿Qué podía haber mejor que disfrutar una auténtica "liposucción" -también denominada "churrupaica" en argot Barragán- mientras estaba recostado, con los pantalones en los tobillos, en el sillón de mi despacho?
Svetlana despejó muy pronto mis dudas. Sin dejar de mirarme, dió un par de pasitos caminando hacia atrás. Tac-tac... El sonido de sus tacones golpeando las losas de mármol rosado se mezclaba con el de mi respiración, aún jadeante por la acción y efecto de sus insolentes labios. Con parsimonia, giró sobre sí misma y, a la vez que se inclinaba hacia adelante, comenzó a levantar por detrás su falda.
Sus blancas y relucientes nalgas amanecían, primorosas, ante mis ojos... y, cuando reculó desandando los dos pasitos anteriores, tac-tac, también ante mi nariz.
- ¿Te gustan mis braguitas?, me preguntó alzando sus finas cejas rubias.
Sorprendido por tal impertinente cuestión, miré y miré la curvilínea superficie de los hemisferios de sus glúteos, y busqué y rebusqué hundiendo mi mirada a lo largo de su meridiano... pero nada hallé. Azorado, solo acerté a balbucear:
- Es que no las veo...
Svetlana sonrió... y sentenció:
- Entonces, sí que te gustan...
Sin mediar más palabras, dió un respingo con la intención de encaramarse sobre mi con el presumible propósito de aplastarme... o quién sabe si de follarme. Desafortunadamente, su intento resultó en vano, pues los brazos de la sillón y mi cuerpo impedían que lograse alcanzar simultáneamente el doble objetivo de apoyar las rodillas y mantener separados los muslos.
Le propuse un intercambio... pero no de parejas, sino de posiciones.
Svetlana bajó de la silla, lo cual aproveché para incorporarme. Con bastante torpeza, pues mis pantalones estaban anudados a los tobillos, di unos pasitos -al estilo del de las muñecas de famosa se dirigen al portal- y me aparté un poco. Ella apoyó sus rodillas en el asiento y, para mantener el equilibrio, sujetó el respaldo con las manos, como si se dispusiese a orar.
Me aproximé por su indefensa y expuesta retaguardia... y, ayudándome con la mano derecha,introduje mi verga dentro de ella. Mmm... qué delicia sentir la exquisita suavidad de su delicada flor soviética envolviendo mi sexo. Mmm... qué placer remontar y descender y volver a remontar los sinuosos rincones de su estuario del Volga... Mmm... qué deleite sentir la exhuberante humedad de su tundra vulvar resbalando entre sus muslos...
Entre acometida y acometida, comencé a dibujar con mis dedos círculos de deseo sobre su espalda... que, por un momento, mi debilidad acabó convirtiendo en corazones... Intenté acercarme a su oído con la intención de susurrarle que me gustaba... que me gustaba mucho... muchísimo...
Pero justamente cuando la "m" estaba a punto de despeñarse por el borde de mis labios... ella, liberando del ahogo al que sometía a su orgasmo, me gritó violentamente:
- еби меня!!!
Pues nada, zarina: tus órdenes son deseos para mi.
Me apliqué a fondo... tanto que el sillón empezó a moverse golpeando el ala de la mesa... Y así, entre golpes, jadeos y humedades, fue llegando ese momento en el que parece que el tiempo se detiene y que la vida se escapa. Sí... me fui... me corrí abundantemente dentro de ella... llenándola de gozo... orgullo y satisfacción.
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- Eres un auténtico hijo de puta.
Aunque por unos momentos lo había olvidado, allí estaba el noviete de Svetlana buscando la verdad (¿o quizás su verdad?) mientras me amenazaba cuchillo en mano. Su mirada estaba llena de ira. Abrió aún más los ojos, apretó los dientes y empezó a resoplar como un toro enfurecido.
- Vas a morir, bramó mientras levantaba un poco más la mano que blandía el puñal, aumentando la presión del metal contra mi cuello.
El final -mi final- parecía estar próximo...
Quizás me merecía acabar así. Durante años he quebrantado, sin ningún reparo, la estúpida norma del "no se puede, no se debe" excusándome en el muchas veces clandestino "lo deseo... y basta". Pero la clandestinidad agota y consume... Y por muchas que sean las precauciones y cautelas, al final siempre acaba alcanzándote el pesado y tonto brazo de la ley. Y esta vez, ese brazo tonto, armado con una barriobajera navaja, estaba a punto de ajustarme las cuentas.
Viendo que la cosa pintaba mal, o muy mal, opté por poner fin a mis correrías con dignidad. Y encarándome hacia Pedro Navaja, le espeté sin miramientos:
- Quédate tranquilo... ahora ya sabe lo que es disfrutar...
Su mirada, ahora más torva y aviesa que nunca, anunciaba la inminencia de mi ajusticiamiento.
Y razones no le faltaban, pues a nadie le gusta que follen a su pareja... bueno... a casi nadie.
Así que me preparé para lo peor... bueno... para casi lo peor.
Qué mala suerte! al final el novio estaba allí mismo...
ResponderEliminar:))
Sí... siempre estuvo ahí. Quería una explicación... o simplemente una excusa para descargar su ira. Los hombres somos así, posesivos; y no nos gusta que ronden a nuestra hembra...
EliminarEn fin... los días de Gloria (y de Paz, y de Victoria) de Manolo Blog tocan a su fin...
(Gracias, Esilleviana, por tus visitas...)
¡Menudo final que ha tenido tu texto!!! jajaja no pensaba que iba a terminar así, pero me ha gustado, porque incluso, he escuchado ese mmmmm y viendo las imágenes tan bien descritas.
ResponderEliminarUn placer estar en tu blog, voy a leer las entradas anteriores, que parece ser que me perdí estos días.
Un beso.
Como se suele decir, a cada cerdo le llega su San Martín... y hoy parece ser el de Manolo Blog.
EliminarAy... este alegre muchacho siempre tentando a la suerte... Y ya se sabe, tanto va el cántaro a la fuente... que al final se rompe.
Gracias por tus palabras, María... que siempre son muy bienvenidas.
En el anterior texto hice mil y un intentos por comentarte y solo no pude hacerlo, espero en este si lo logre :)
ResponderEliminarTe diría que por lo menos el placer fue liberado y por lo que se precia al leerte y sentirte, a borbotones de extrema intensidad, te he de ser sincera y no me gusta mucho Svetlana para Manolo :), pero bien dicen, si le gusta a él, que el mundo ruede, y al final... quizás se logre un buen equipo y llegues a docente, ¿quién puede asegurar lo contrario cuando de ti se trata?.
Besos Manolo, como siempre un placer.
Buena clase de geografía soviética, pero dime, ¿te vas, Manolo? ¿O sólo el levantanovias éste?
ResponderEliminarUol Free, no sé qué va a ser de Manolo... Esta clase de tipos sólo puede traer problemas, jaja.
EliminarDe todas formas, que le quiten lo bailao...
Esta vez, Ame, parece que ha llegado sin problemas tu comentario... lo cuál me alegra... y te agradezco.
ResponderEliminarSvetlana ha sido mi último error... error que estoy a punto de pagar con la vida. Desconozco si en el último momento, Pedro Navaja, el macarra noviete de Svetlana, me dará una última oportunidad para enmendarme de los errores. De todas formas, no estoy seguro de si, en realidad, deseo que apriete su puñal y termine de una vez con las patéticas andanzas, del no menos patético, Manolo Blog.
Ese " ... a casi nadie" es esperanzador.
ResponderEliminarAquí parece que aún queda fiesta.
Un pacer leerte, como siempre.
Un abrazo
Bienvenido, Ulyses. Me alegro de volver a verte...
EliminarComo bien has apuntado, ese "casi nadie" invita a pensar que puede haber una salida menos trágica para tan embrollado asunto.
Apasionante historia con final imprevisible.
EliminarApenas nos quedan noches que desnuden la fragancia del deseo, noches donde recrear la complicidad que arde entre tú y yo.
Te aguardo para ser la copa de cristal donde brinden tus labios, donde la tibieza de tu tacto se recree, invitada e intrusa, en la noche de mi piel.
Te aguardo para brindar contigo….2014.
Os deseo desde mi cariño, que también vosotros brindéis con él y que vuestros sueños más íntimos nazcan al abrigo de las doradas burbujas de la esperanza.
Felices Fiestas.
Besos.
Lunna.
Gracias, Lunna, por tu amable visita y por los buenos deseos para 2014.
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