Anabel se dejó caer hacia atrás sobre el borde de la mesa del fondo, apoyando las manos para sostenerse. Sedienta e impaciente, giró la cabeza tratando de averiguar si Cosme había conseguido ya su Cosmopolitan. Pero, desafortunadamente, entre el calor de aquella noche de septiembre y la exasperante lentitud del bartender a la hora de satisfacer las demandas de los sedientos invitados, su encargo seguía en "cola de espera"... Cuando volvió su cabeza, se encontró, casi de bruces, con el rostro angulado, y la mirada libidinosa de Javier.
A Anabel no le apetecía nada de nada conversar con Javier... sobre todo estando tan cerca Cosme. Y es que de todos era bien conocido lo pesado, bocazas y gilipollas que era, y es, especialmente tras haber ingerido alcohol y otras sustancias prohibidas. Pero para infortunio de Anabel, y a pesar del claro gesto de desaprobación con el que lo recibió, Javier comenzó a charlar con ella.
Javier no era un dechado de virtudes en cuanto a la oratoria o las artes de seducción se refiere. Comenzó su babosa perorata alabando el buen aspecto de Anabel, y lo guapa que estaba, y la sonrisa de sus "labios de fresa", y "ese lunar que tienes, cielito lindo, junto a la boca", y "no sé qué tienen tus ojitos que me vuelven loco", todo esto sin dejar de perder detalle de las rebosantes redondeces que asomaban sobre su generoso escote. Tras agotar su escaso y poco original repertorio de requiebros y piropos, condujo a conversación hacia tiempos pasados, y al igual que el Cifu en "20 de abril", quiso que Anabel recordase "las risas que nos hacíamos antes todos juntos", concretando ese "antes" en el ya antes mencionado verano escurialense del 92.
Anabel se estremeció al recordar aquel olímpico verano, mientras, casualmente, el DJ provocaba el batir de palmas de los invitados al pinchar el Amics per Sempre de Los Manolos. Un par de desengaños consecutivos, el final de ciclo que suponía llegar a la treintena, y una desaforada pulsión sexual la llevaron a querer experimentar y disfrutar de todos los placeres carnales, fraternales incluidos. Y así, tras la morbosa experiencia con su propio hermano, puso a prueba las habilidades sexuales de los hermanos Javier y Juan, tanto por separado... como juntos... y revueltos.
Pero lo que en el pasado fueron divertidas y morbosas experiencias, ahora resultaban muy incómodos recuerdos y realidades. Así, por ejemplo, tras el desliz con Jacobo, Anabel empezó a sentir celos de las parejas de su hermano, celos que alcanzaron la máxima cota con la que hoy era su cuñada, Maca. En cuanto a Javier, de éste sólo recordaba su insulso y vacío penecentrismo y su peligrosa querencia por el sadismo, la dominación y el sexo violento, no siempre consentidos.
Visto el percal, Anabel decidió parar los pies al lanzado Javier. Sin embargo, éste no estaba dispuesto a aceptar un no de alguien que, en cierta forma, y dentro de su estúpida lógica javierana, había sido "suya"...
El pesado de Javier subió un grado el nivel de su insistente acoso y derribo; y ahora
ya no con aduladores requiebros o lisonjeros piropos, sino con
proposiciones deshonestas tan directas y explícitas como el desagrado
que producía en Anabel el escucharlas. Una de ellas fue proponerle que buscase una excusa para acompañarle esa noche a su casa, donde podría administrarle una (según él) "merecida" lección de disciplina y sumisión en una muy equipada mazmorra que tenía en su sótano. - Anabel, esta noche, tarde o temprano, te voy a follar...
Y mientras se desvanecían en el repentinamente silencioso salón los ecos de su "... te voy a follar", "... voy a follar", "... a follar", Javier sintió un repentino e intensísimo dolor testicular.
Miró hacia su dolorida entrepierna y comprobó como sus huevos eran estrujados sin piedad por una mano tosca y peluda, unida a un antebrazo aún más tosco y peludo, tatuado con una pica, un arcabuz y una alabarda sobre las que había una calavera, siniestramente sonriente, cubierta con un chapiri. Ese antebrazo pertenecía a Cosme... a Cosme Nabazo, antiguo sargento caballero legionario del Tercio "Gran Capitán", y veterano en la infame guerra de Bosnia.
Sin apenas inmutarse, Cosme extendió la mano en la que portaba el Cosmopolitan con el fin de entregarlo a Anabel, y, sin dejar de mirar el rostro desencajado de Javier, que se retorcía de dolor cada vez que el sargento legionario aumentaba la presión sobre las ya muy maltrechas gónadas javerianas, le respondió con un:
-- Anda con cuidadito, gilipollas, a ver si el que te va a follar esta noche, soy yo.
Eso es un mazazo emocional en toda regla… Una grandísima jarra de agua fría!
ResponderEliminarTras el inesperado final, decir que ha sido una exposición de letras, vídeos e imágenes, altamente incitantes… Porque no, no fue precisamente una caricia, pero fue intenso mientras duró ;-)
Un placer visitarte, Manolo…
Mil Bsoss!!
Al final, el tocapelotas de Javier ha recibido su merecido... y precisamente allí donde más duele. Y es que tiene que aprender que un no es un no, aquí y en Roma.
EliminarY como siempre, Ginebra, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Besos.
Cierto que no todos entienden lo del no.... A veces hay que ser especialmente explícito.
ResponderEliminarMe dejas en ascuas. Dominas los giros imposibles :)
Gracias, Tatu, por tu visita.
EliminarY tienes razón... el "no" no todo el mundo lo entiende, aunque se sea muy explícito. Ahora bien, un buen apretón en ciertas "partes" resuelve al momento las dudas del más necio, jaja.
¿Y qué te digo si no he podido leer tu texto? es que ... ejem... pues que me quedé atrapada viendo los vídeos mmmmm no pude leer nada más jajaaj, buf qué falo más enorme tiene el negro, sin palabras.
ResponderEliminarUn beso.
Mmmm... María... a veces el tamaño sí impotra, jaja. En cualquier caso, hay que reconocer que en, en ese video, los actores (el aludido afroamericano, el extraño de las gafas, encargado de "administrar" el dolor (con las pinzas, el gancho anal y la espuela), y la chica, que, al principio del video "recibe" con entereza las dosis del castigo y que, en la parte final "da", con generosidad, placer hasta someter al mencionado, y "enorme", "falo del negro". En fin... que se lo han pasado muy bien los muchachos, jaja.
EliminarComo siempre, gracias por tu visita y tus comentarios. Un beso de color.