El día termina y ya todos duermen.... menos tú.
No fue difícil convencerte para que vinieras a mi taller...
Allí tengo el torno... los moldes... el pilón con agua... la arcilla... algunas vasijas... al fondo, el horno... y en el centro, mi mesa de trabajo con algunas herramientas. Tierra, aire, agua, fuego... todo concentrado a nuestro alrededor.
Deambulaste por la estancia... contoneando los hombros... mirando, curiosa, las figuras de terracota... La arcilla fresca atrajo tu atención... hundiste tus dedos en ella... mientras me mirabas traviesa, no sé si sugiriéndome algo. Como sabes, soy muy torpe para leer entre líneas... así que solo se me ocurrió advertirte que tuvieses cuidado, por que podrías ensuciarte. Al oír mis palabras, frunciste el ceño con una mezcla de picardía y provocación...
Hacía un poco de frío... Como parecía que estabas entretenida jugando con el barro, empecé a preparar un chocolate caliente con cacao de Ecuador en polvo... oscuro... denso...
Te ofrecí una taza... Arqueando las cejas, me preguntaste con malicia si era un sustituto del sexo. Sonreí y te respondí con un lacónico "quizás". Tomaste un sorbo... y yo otro... Nos miramos... Tu mirada azul como el mar... tus labios de fresa manchados de chocolate... y tu fragancia de flores exóticas nublaron mis sentidos.
Me acerqué a ti... posé mis labios sobre los tuyos... y acerqué mi cuerpo al tuyo. Notaba cada una de tus curvas... de tus formas... Sentía la dureza de tus pezones... erizados por el frío... y quizás también por el deseo. Mis manos se deslizaban desde tus caderas... descendiendo hasta tus nalgas. Te levanté en el aire.... apretándote contra mi.... hasta tumbarte sobre la mesa. Aparté las herramientas... que caían ruidosamente al suelo. Con tus manos aún embadurnadas de barro rompiste sin miramientos mi camisa... con lo que a mi me gustaba. Tus labios mordisquearon mis pezones...
Desabroché con cuidado tu blusa -no era necesario que volvieses desarrapada a tu casa- y despejé el camino hacia tu pecho. Tomé un sorbo de chocolate, y comencé a derramarlo lentamente desde tus labios... pasando por el mentón... lamiendo el cuello... hasta cerrar con un círculo el contorno de tus pezones. Tomaste con fuerza mis manos y las utilizaste para extender aún más el chocolate por tu pecho. Otro sorbo más me sirvió para cubrir tu vientre... mientras mi pulgar e índice jugaban con tus cada vez más duros pezones, como si estos pudieran poner en hora las manecillas de un imaginario reloj de la pasión.
Despojada de toda ropa me pareciste más hermosa que nunca...
Lentamente, comencé a esparcir cacao en polvo sobre tu ensortijado vello púbico... Humedecí el polvo con mi lengua, que caracoleaba rítmicamente alrededor de tu clítoris... Un monosilábico y largo gemido inundó mi estudio. Mmmm. Tu sexo de fresa se abrió como una flor... empapándose de rocío.
Te incorporaste y descendiste de la mesa. Tomaste la bolsa y trazaste una línea de polvo de chocolate sobre mi verga inflamada de deseo. Tus labios de fresa licuaron la mezcla... tiñendo de oscuro color mi sexo. Ríos de lava empezaban a calcinar mi cuerpo...
Volví a tumbarte, boca abajo, sobre la mesa y me encaramé a ella... Alcé con mis manos tus caderas... El maravilloso amanecer de tus nalgas iluminaba la oscuridad del estudio... Sorbí más chocolate... para derramarlo sobre tu piel...
Separé tus muslos con mis rodillas... y hundí mi sexo en el tuyo.... Fresa y chocolate.... fundiéndose con el calor del deseo. Y mientras mi cuerpo se acoplaba lentamente sobre el tuyo, acerqué mi boca a tu oído para preguntarte si aún seguías creyendo que el chocolate era un sustituto del sexo.
No creo que vuelva a tomar chocolate igual que antes....ahora todavia es mas placentero.Gracias.
ResponderEliminarMe hiciste recordar unos juegos con chocolate, que tiempos aquellos...
ResponderEliminarMuy excitante tu relato, me gustó.
Un beso multicolor
El chocolate en este caso, más que un sustituto, es el propio sexo.
ResponderEliminarUn saludo
Esto me recordó la escena de la mesa de la cocina de "El cartero llama dos veces"... pero en vez de harina, chocolate.
ResponderEliminar:-)
[espero que hayas dado con un buen detergente]
dejaste una huella en mi blog, así que la seguí [me cuesta sustraerme a la curiosidad]
he mirado cuatro o cinco posts para hacerme una idea. No me voy con "malas sensaciones",
no.
pero la palabra que buscabas, no la tengo